Monday, January 26, 2009

Sobre la novela Todos se van




El trabajo de convertir el Diario de apuntes en novela resultó desgarrador porque nunca me fueron regresados esos diarios hasta la muerte de mi madre. Esos eran propiedad de ella, los escribí porque me lo rogó durante toda mi infancia. Cuando perdió la memoria no pudo responderme sobre su paradero y poco a poco mientras dividía los libros, los clasificaba y ponía en orden sus cosas, aparecieron como por arte de magia en la barbacoa de la casa. Dos años más tarde, cuando le diagnosticaron alzheimer, pensé en escribir sobre nosotras pero me daba pánico enfrentarme a todo lo que habíamos vivido en provincia, que era de lo que, pensaba yo, se trataba todo aquello. No soy valiente y nunca he querido serlo, escarbar dentro de mí me atemorizaba demasiado. Finalmente junto a mi prima Olga abrimos los Diarios originales y al leerlos en el verano del 2004 nos parecieron de una lucidez desgarradora. Demasiado para una niña tan pequeña. Era como llevar un paquete de tierra a mis espaldas. Yo pensé que todo ese lastre había que soltarlo de golpe. Tenía dos salidas: tragarme todo aquello o soltarlo y manipularlo un poco dentro de ciertas leyes narrativas posibles para una voz que se interroga asuntos desde los ocho años.

Las fotos fueron obtenidas de aquí y aquí.

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