Wednesday, January 28, 2015

Vivir y morir en USA

http://oceano.mx/ficha-libro.aspx?id=12709


Algunos de los mejores representantes del estadunidense y otros que sin ser propiamente autores policiacos han incursionado con éxito en el género, se dan cita en esta extraordinaria antología de cuentos. Relatos de Don Winslow, Michael Connelly, Lee Child, Joyce Carol Oates y Jonathan Safran Foer, entre otros autores destacados.

Esta obra ofrece un puñado de notables relatos escritos con garra y sensibilidad que, en conjunto, trazan el perfil de la sociedad estadunidense actual desde la perspectiva de la criminalidad. Pero esto no es todo. Más allá del ámbito geográfico en el que se ubican los relatos aquí reunidos, el libro nos habla del ser humano en general, de la vida en las grandes ciudades y de los delitos que ocurren en ella. Para la edición en español preparada por Océano, se decidió que cada una de las historias del libro fuera traducida por un autor mexicano diferente y de reconocido prestigio.

El cuento que traduje es del escritor Luis Alberto Urrea y las primeras líneas son las siguientes:
Amapola

Nunca en mi vida he consumido drogas, lo juro. Por otro lado, nadie se acabó tantos barriles de cerveza como yo. Yo y el Papa. Éramos de esos que exigían: “¡Traigan la Corona y el Jäger! ¿Quién no lo fue? Pero nunca fumé hierba, mucho menos usé de las duras. Hasta que conocí a la hermana menor del Papa. Y cuando la conocí ella se convirtió en mi droga. Y la consumía y consumía, y cuando la consumía nada más me importaba. Toda la sangre y todas las balas en el mundo no podían penetrar tanto y tan adentro.



Ciudad Juárez, una ciudad de novela… policiaca

En OMNIA y el periódico Crónica de Hoy Chihuahua, aparece esta entrevista-nota que me hizo la periodista Betzabel Loch, por La balada de los arcos dorados

Para leerla completa dar CLICK AQUÍ

entre otras cosas dice lo siguiente:

Ganadora del Premio José Rubén Romero, “La balada de los arcos dorados” es una novela policiaca escrita por el juarense César Silva Márquez, quien ha logrado la atención de la crítica a nivel nacional y ha hecho alarde de su narrativa entre la realidad y la ficción, entre personajes que a diario vemos vivir (o sobrevivir), y otros que nacen de la imaginativa de su autor con un estilo muy particular, impregnado de la cultura pop, como súper héroes, zombis e historias fantásticas.

como siempre, gracias por el espacio y tiempo.

así es el futbol

Tuesday, January 27, 2015

Festin de muertos. Zombis mexicanos.




Festín de muertos. Antología de relatos mexicanos de zombis

 

A Raquel Castro y a mí se nos ocurrió pedirle a 18 escritores mexicanos que escribieran un cuento de zombis. ¿Zombis? Sí, esa curiosa clase de muerto que camina. El resultado es Festín de muertos. Antología de relatos mexicanos de zombis, que justo acaba de salir de la imprenta y llegará a las librerías del país (y, se rumora, de Estados Unidos) en las próximas semanas. El libro ha sido editado por Océano, en su colección El Lado Oscuro. Por lo pronto, dejo el índice y algunas páginas.
Por cierto, fue a Vanessa García Leyva a quien se le ocurrió en 2010 ponernos a Raquel Castro, Cecilia Eudave y a mí a hablar de zombis en Casa Vallarta, en Guadalajara. AHÍ empezó este libro.


“PRESENTACIÓN: MUCHOS MUERTOS VIVOS DE MÉXICO, Raquel Castro y Rafael Villegas

LA OTRA NOCHE DE TLATELOLCO, Bernardo Esquinca
EL SÓTANO DE UNA CASA EN UNA CALLE APENAS TRANSITADA, Édgar Adrián Mora
EL DEBER DE LOS VIVOS, Jorge Luis Almaral
SHOW BUSINESS, Omar Delgado
DÍA DE MUERTOS, José Luis Zárate
LOS PRIMEROS ATARDECERES DEL INCENDIO, César Silva Márquez
SOBREVIVIR…, Cecilia Eudave
LOS SALVAJES, Alberto Chimal
LOS DÍAS CON MONA, Joserra Ortiz
LOS ZETAS, Bernardo Fernández “Bef”
EL PUENTE, Gabriela Damián Miravete
COMO CADA VEZ, Karen Chacek
SALA DE RECUPERACIÓN, Antonio Ramos Revillas
ANGELITO, Arturo Vallejo
LA PRIMERA EN LA FRENTE, Ricardo Guzmán Wolffer
SEÑOR Z, Carlos Bustos
EL HOMBRE QUE FUE VALDEMAR, Norma Lazo
EL LUGAR DEL HOMBRE, Luis Jorge Boone

La portada es de Richard Zela”


El principio del cuento Los primeros atardeceres del incendio, es el siguiente:
La fotografía fue tomada alrededor de las once horas. En ella, en primer plano y a la izquierda. Morena tiene los dientes hincados en el brazo de Saldaña. Su expresión es tibia, es la expresión de alguien que presencia un accidente automovilístico en la distancia. El brazo de Saldaña se ha convertido en un retazo de carne. Un pedazo de algo que está perdiendo calor, algo que antes funcionaba para sujetar, saludar o bañarse. Los ojos de Morena están vacíos, cierta automaticidad en ellos nos dice que es una máquina de comer. En la mirada de Saldaña hay sorpresa y su boca abierta lo confirma. De alguien más es el brazo que están mordiendo, de alguien más la piel que cede bajo el filo del hambre. En segundo plano se encuentra un aparador del mercado Juárez, ese mismo mercado que ha sido incendiado trece veces y que no ha muerto, como si se tratara de un zombi. En ese aparador está mi reflejo, porque soy yo quien ha tomado la fotografía y estaré ahí sosteniendo la cámara por los siglos de los siglos.

Wednesday, January 7, 2015

La balada de los arcos dorados en EL UNIVERSAL

Mi estimado Elmer Mendoza

escribió en su columna de El Universal el siguiente texto sobre La balada de los arcos dorados

para leer el texto en el link original dar click AQUÍ


Contar acertadamente la vida de una ciudad no requiere de una trama perfecta, sino de una prosa sutil y cadenciosa a partir de la definición precisa de personajes, espacios y circunstancias probables cuidadosamente desarrolladas; es la impresión que deja la novela La balada de los arcos dorados, de César Silva Márquez, publicada por Almadía en su colección Negra, en agosto de 2014, en Oaxaca, México. Es una obra sorprendente y genuina.

César Silva Márquez, nacido en Ciudad Juárez en 1974, con esta novela se ha convertido en un narrador mayor; su experiencia como poeta y novelista le permiten manejar ritmos poéticos y narrativos como herramientas seguras para conseguir una prosa imprescindible. Es una novela negra, pero utiliza recursos de diversas estéticas, como el sueño y la voz de un muerto que acompaña a Luis Kuriaki, un periodista de nota roja que no es capaz de escribir sus artículos. Hace unas horas, soñé al cantante Caetano Veloso: me decía que México necesitaba palabras nuevas para recuperar su existencia, que debíamos encontrarlas y reinventar el país. Desperté con La balada de los arcos dorados en la mente, donde los sueños contribuyen a explicar la vida presente y prevenir el futuro. Se percibe que el autor disfruta el acto de escribir, aunque reconozca que “la vida es una fecha marcada en rojo.”

El policía Julio Pastrana consiguió que lo asignaran a Ciudad Juárez, donde desapareció su prima Margarita; mientras busca, encuentra cadáveres todos los días, entre ellos varios que aparecen desnudos, con la ropa a unos metros y un balazo en la cabeza. Después de varios días de investigación ubica a una persona que pudiera ser la asesina; mientras esto ocurre, hallan fosas con cadáveres, cuerpos colgados de puentes y traficantes de droga muertos o viviendo sus últimos días y comiendo hamburguesas. Aparecen dos mujeres hermosas: Rebeca, que duerme con Kuriaki de vez en cuando, y Rossana, periodista que usa bragas de colores con quien Kuriaki se queda a dormir cada vez con mayor frecuencia.

Silva Márquez desarrolla la historia con desenfado, con una visión libre de la novela policiaca donde no juega demasiado con lo clásico que la define; por ejemplo, presenta una perturbación que no capitaliza al cien; lo que sí, consigue que la historia se desenvuelva como si se escribiera sola y él fuera apenas un ojo vigilante que permite que sus personajes jamás se sobrepongan a sus problemas personales; de tal suerte que la novela resulta un rompecabezas con la historia de cada quien. César es un escritor fino, correcto en cuanto al lenguaje y jamás abusa de licencias poéticas. No es fácil contar a Ciudad Juárez, pero él se las arregló para presentarnos un mapa donde abundan las Big Mac, los bares y los barrios donde el viento tiene miedo. Sus páginas son tétricas, cierto, producto de un espacio de grandes conflictos: “Mira la ciudad… la semana pasada mataron a dos médicos y un abogado, explotó un autobomba y…”, pero su narrativa no es grotesca ni delirante. La novela es breve, con huellas de reescritura tenaz que, como se sabe, es el recurso que distingue a los buenos novelistas, la parte consciente donde se definen las historias inolvidables. Digamos que enumera correctamente lo caótico que es cada personaje y le da sentido. Como asegura Martín Solares, “La novela no sólo es el lugar donde mejor se enfrentan algunas ideas, sino uno de los pocos espacios que cuentan con una geometría indiscutible.”

El autor se vale de eficaces convenciones como los vampiros, zombis, Batman, la familia Manson, Sharon Tate y las hamburguesas McDonalds que infestan el mundo y es fácil localizarlas por sus arcos dorados. Nos presenta una discusión sobre súper poderes en la que usted puede participar, ¿cuál le parece mejor: ser invisible o poseer gran fuerza bruta? Su opinión es valiosa. También hay carne asada, cerveza, whiskey y burritos, muchos burritos, que en esta novela le dan una fragancia especial a la ciudad.

Un elemento importante en la narrativa contemporánea mexicana es la no aplicación de la ley por quien debería hacerlo. Si se hace justicia, siempre es de otra manera. En esta novela, y de la mano del policía torturador que es Julio Pastrana, usted advertirá un novedoso equilibrio en el tema de la justicia y cómo las reincidencias es el factor humano a seguir en una investigación. César Silva, que es un trotamundos, sabe que los policías bailan de vez en cuando, y que los periodistas que no escriben sus notas adoran el ambiente del Noa Noa, ¿verdad que sí? Que en el 2015, donde estén, florezcan.