Wednesday, August 5, 2009

No tengo miedo


Niccolo Ammaniti, 2001

Dentro hacía más frío.
La piel del muerto estaba manchada, llena de costras de barro y mierda. Estaba desnudo. Parecía tan alto como yo, aunque era más delgado. Estaba en los huesos; se le marcaban las costillas. Debía tener más o menos mi edad.
Le toqué la mano con la punta del pie, pero no dio señales de vida. Levanté la manga que le cubría las piernas. Alrededor del tobillo tenía una gruesa cadena con un candado. La piel estaba pelada y rojiza. De la carne emanaba un líquido transparente y denso que goteaba sobre los eslabones oxidados de la cadena, atada a una argolla enterrada.
Quería verle la cara. Pero no quería tocarle la cabeza. Me hacía mucha impresión.
Al final, titubeando, alargué la mano y cogí con dos dedos una punta de la manta, e iba a quitársela de la cara cuando el muerto dobló de pronto una pierna.
Cerré los puños y abrí la boca, sintiendo como si una mano helada hubiera agarrado mis partes.
El muerto se incorporó entonces como si estuviera vivo y sin abrir los ojos me alargó los brazos.
Los pelos se me pusieron de punta, reprimí un grito, di un brinco hacia atrás, tropecé con el cubo y la mierda se espació por todas partes. Acabé de espaldas en el suelo, gritando.
También el muerto empezó a gritar.
Me revolví en la mierda hasta que con un brinco desesperado me agarré por fin a la cuerda y salí de aquel hoyo como alma que lleva el diablo.

No comments:

Post a Comment