Tuesday, June 23, 2009

Acerca de los pájaros



António Lobo Antunes, 1983

Qué bonito era tu cuerpo con el culo a ras de suelo, cómo me exitaban tus nalgas: abrazarte por detrás, hacerte sentir el pene en la espalda, aspirar el perfume confuso, variable, del pelo. Ese pliegue de tus muslos, la forma de la boca, la tonalidad densa, color uva, de los ojos. Y además me gusta tanto que duermas maquillada, voy a sentir la falta de rímel en la sábana, voy a echar de menos deleitarme en la piel clara, firme, de tu vientre, los leves surcos blanquecinos de los partos en la curva de los riñones.

[...]

La humedad se adhería a las palabras de ellos, un vapor lento, envolvente, pegajoso: febrero, pensó, quién me manda decidir sobre mi vida en febrero, querer volver a las habitaciones alquiladas en invierno, a veinte escudos más por ducha, sin derecho a visitas, sin derecho a usar el televisor, teniendo que ahorrar en calefacción, en agua, en el propio aire que se respira. Quién me manda cambiar de vida a los treinta y tres años, qué estúpido.

[...]

y en esto el mar repleto de albatros, la línea obtusa de la espuma, la extensión horizontal, color serrín, de la playa, y de nuevo los albatros avanzando en el ángulo recto de azul denso de la película, la forma ahusada de los cuerpos, los picos pálidos abiertos, los plumeros achatados de las alas, decenas, centenares, millares de pájaros de los cuales se atisban los graznidos, los gritos, los leves gemidos de niño, pájaros posados en las rocas desafiándose o combatiéndose, hinchando el pecho, furibundos, apasionados, alegres, llamándose, provocándose, alejándose, mi padre solo filmaba pájaros y los invitados fruncían comentarios sesudos y necios, encendían puros, echaban cubitos de hielo en los vasos de whisky...
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