Tuesday, March 10, 2009

Nunca fui primera dama



Wendy Guerra, 2008.

Hago la maleta, son muy pocos días, veo la ropa que ha usado mi madre. Me pregunto qué nos compone, qué sensaciones tengo al ser esto que soy, que hemos sido nosotras al final de todo. Abro la maleta mientras rezo:
Trusas tendidas al sol, lágrimas negras, reverbero, chancletas en una conga triste, colorete, azul de metileno, batas de casa, huevos fritos, dolor y perdón, ropa de una amiga, ojos pintados con apuro, ropas enfundadas en el cuerpo criollo, cartas perdidas, pelo largo con rolos, agua de violetas, piel de violetas expuesta al sol, bronceador de mantequilla, carmín en los espejos, sandalias con arena, jarrito en el baño para lavarse, suspicacia, machismo leninismo, llanto tras el orgasmo, cosquillas con sexo, ¿Papi, tú me quieres?, inteligencia callada, descalzas cocinando entre apagones, piernas extendidas en el suelo después de limpiar, movilizadas, citadas, cabeza envuelta en pañuelo, ellas van marchando casi bailando en el pelotón, trabajando con la hija que juega a su lado. Radio Reloj informa mientras se maquilla, carcajada con tristeza, café con leche y pan con mantequilla, baño de flores blancas y cascarilla, inhalaciones de eucalipto, arroz con frijoles en la olla de presión, sentir, decir, estallar, parir en colectivo, sexo sobre literas, almohadillas sanitarias hechas en casa, locas académicas bailadoras, amas de casa filósofas, de que Van Van, adiós sobre el arroz, Penélope’s del Caribe, profundidad relajada, plátano maduro frito, campismo nudismo, la foto de los quince en blanco y negro, casarse en tres días, divorcio a la cubana, lágrimas risueñas, las flores de Ochun, deseo, deseo, deseos por cumplir, botas rusas, minifaldas guerrilleras, ardor y sal, simples oraciones bajo las sábanas de los discursos.
En la multitud somos únicas, primeras damas fundidas con la muchedumbre.

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