Sunday, October 11, 2009

Satán me quiere


Robert Irwin, 1999

[...]
-Peter, prométeme una cosa -ha dicho entonces Sally.
-¿Qué?
-Tienes que prometerlo antes de que yo lo diga.
-No prometo nada sin saber primero qué es.
-Tienes qué prometerlo primero. Tienes que comprometerte a ciegas, si es que me quieres.
Odio estas pruebas a que me somete Sally, pero le he dicho que vale.
-¿Lo juras?
-Sí, lo juro.
Los ojos de Sally tienen un brillo extraño, y toda aquella porquería que tenía metida en la boca le daba un aspecto bastante grotesco.
-Está bien -ha dicho-. Acabas de prometerme que si me muero antes que tú, follarás conmigo cuando esté muerta.
-¡Y una mierda! ¡Ni hablar!
-Has jurado que lo harías. Será el último regalo que te haga. Tendrás que hacerlo mientras mi cuerpo todavía esté caliente. -Sally ha sonreído ligeramente-. En caso contrario, mi fantasma te perseguirá

[...]

La mayoría de los rituales mágicos en los que he participado hasta el momento son bastante aburridos. (¿Quién fue el idiota que dijo que el Diablo tenía la mejor música? Claramente nadie familiarizado con los rituales de la magia croleyana. Todavía no he oído nada que esté a la altura de «Onward Christian Sodiers» o «Jerusalem».) El oficio solamente ha sido amenizado por el hecho de que la cabara se ha escapado antes de que Felton pudiera sacarle el cuchillo de la tráquea.

[...]

En cuanto he salido del baño me he puesto inmediatamente a escribir todo esto. ¿Qué pensaré sobre el día de hoy cuando hayan pasado treinta años y yo abra un viejo cofre metálico, saque este viejo diario y lea estas líneas? ¿Quién será la persona que leerá estas palabras que el paso del tiempo habrá vuelto borrosas?[...]

Nota: He leído reseñas favorables acerca de Satán me quiere, coincido, tiene un humor interesante el cual, mientras avanza la novela, va siendo reemplazado por asuntos inquietantes y sórdidos, hasta cierto punto predecibles, pero lo predecible es algo que al final se justifica; la novela tiene un formato de diario, así que la perspectiva que tenemos es la del personaje principal, haciendo que esto funcione. Uno, el lector, sabe que no puede ser posible lo que sucede y desespera un poco esto. Lo único que pudiera decir es que tal vez se hubiera logrado el mismo efecto en menos páginas.

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