Thursday, December 3, 2009

Invisible


Paul Auster, 2009

Sabiendo lo que sabía, tenía claramente la obligación de llamar a la comisaría del barrio e informarles sobre Born y la navaja y el atraco frustrado de Williams. Leí el artículo por casualidad mientras tomaba una taza de café en el Lions Den, el bar de la planta baja del centro estudiantil, y en vez de utilizar un teléfono público decidí ir andando a mi apartamento, que estaba en la calle Ciento siete, y llamar desde allí. Aún no había contado a nadie lo que había pasado. Había intentado localizar a mi hermana en Poughkeepsie –la única persona con quien podía desahogarme–, pero no estaba en casa. Cuando llegué al edificio de mi apartamento, recogí el correo en el vestíbulo antes de dirigirme al ascensor. Sólo había una carta para mí: un sobre sin sello, depositado a mano, con mi nombre escrito en letras de imprenta, doblada en tres pliegues y remetida a la fuerza por la estrecha rendija del buzón. La abrí en el ascensor camino del noveno piso. Ni una palabra, Walker. Recuerde: todavía tengo la navaja, y no me da miedo utilizarla.

Nota: Invisible es una novela vertiginosa, donde Paul Auster despliega sus mejores armas. Nada es lo que parece. La contraportada dice, en algún momento «novela policíaca erótica», difiero en lo policíaco, aunque, bueno, se pudiera discutir tal posición. Con respecto a lo erótico, está exactamente al borde de lo que puede ser erótico y lo que no. Por dios, Adam Walker, el personaje principal, coge con... Después de Un hombre en la oscuridad, mero descanso, con partes excelentes, llega Invisible.

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