Tuesday, July 7, 2009

Mis rincones oscuros


James Ellroy, 1996.

Una vulgar noche de sábado acabó contigo. Moriste de manera estúpida y violenta, y no tuviste los medios para defender tu vida.
Tu huida a la seguridad fue un breve respiro. Me llevaste a tu escondite como un amuleto de la buena suerte. Te fallé como talismán; por eso, ahora me presento como tu testigo.
Tu muerte define mi vida. Quiero encontrar el amor que nunca tuvimos y explicarlo en tu nombre.
Quiero hacer públicos tus secretos. Quiero borrar la distancia que nos separa.
Quiero darte aliento.


1

La encontraron unos chicos.
Eran jugadores de la liga Babe Ruth, que habían salido a lanzar unas cuantas bolas. Tres entrenadores adultos caminaban detrás de ellos.
Los chicos vieron un bulto en la franja de hiedra que llegaba hasta el bordillo. Los hombres vieron unas perlas en la acera. Se produjo un ligero salto telepático.
[...]
Se trataba de una mujer, de raza caucásica. Tenía la piel muy clara y era pelirroja. Debía rondar los cuarenta años. se hallaba tendida boca arriba en un macizo de hiedra a pocos centrímetros del bordillo.
El brazo derecho estaba vuelto hacia arriba. La mano descansaba en el suelo, poco centímetros por encima de la cabeza. El brazo izquierdo estaba doblado por el codo y cruzaba el cuerpo a la altura de la cintura. la mano se veía crispada; las piernas, extendidas y abiertas.
Llevaba puesto un vestido azul marino de escote generoso, sin mangas y ligero. Un gabán azul oscuro con forro a juego cubría la mitad inferior del cuerpo.
Los pies y los tobillos quedaban a la vista. el pie derecho estaba descalzo. En torno al tobillo izquierdo tenía enrollada una media de nailon.
El vestido estaba ajado y tenía los brazos cubiertos de picaduras de insectos. La lengua asomaba entre los labios y el rostro presentaba varias magulladuras. El sujetador estaba desabrochado y subido por encima de los pechos. Al rededor del cuello tenía una media de naylon y un cordel de algodón, ambos firmemente anudados.
.
.

No comments:

Post a Comment