Petros Márkaris, 1995
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-En esta sociedad capitalista, el conocimiento se paga o se roba. No hay más caminos.
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Estoy sentado delante del televisor con una bolsa de plástico en el regazo. La bolsa contiene
suvlaki con pita y todos los condimentos posibles, una hamburguesa con guarnición completa, un pincho variado -variadísimo- y papas fritas que entraron humeando en la bolsa y salen apelmazadas. Las despego con los dientes y me las como. No he traído plato, porque me gusta comer los suvlakis como un indigente. Así disfruto más. Si me viera Adrianí, me castigaría con una semana de interrupción de relaciones conyugales.
Nota: Márkaris a logrado un personaje entrañable, el detective Kostas Jaritos. Con una dosis suficiente de humor, Jaritos se mueve por Atenas tratando de aclarar dos asesinatos de mujeres. Si bien de pronto parece ser demasiado el enredo de la trama, hasta tocar los bordes del absurdo, uno no se cansa de saber qué más sucederá a continuación en esta entretenida novela. 100% recomendable.