Monday, March 30, 2015

Francisco Haghenbeck recomienda la Balada de los arcos dorados

Francisco Haghenbeck, novelista y amigo, recomienda La balada de los arcos dorados desde su muro en Facebook, aquí es lo que dice. Lo posteo para que si aún no se deciden en echarle un ojo, tal vez con las palabras de Haghenbeck se decidan

 
¿Qué van a leer estas vacaciones? Mi recomendación es una novela Noir, una muy buena: La Balada de los Arcos Dorados de César Silva Márquez. Publicada por Almadía y ganadora del premio Bellas Artes José Rubén Romero 2013.
 
Déjenme decirles que en diciembre, el critico literario Sergio Gonzales nombró dos como lo mejor de novela negra del año: una era la mía, En el crimen nada es gratis. La otra, esta. Pero temo que se equivocó. Creo que la de Cesar merecía la corona. Los Arcos Dorados es una novela negra que aspira a ser grande. No se dejen llevar por el tamaño físico, que parece de bolsillo. Es grande en contenido. 
 
A veces, he comentado que me gusta la frescura de una obra. Como si se bebiera una cerveza fría. Este libro es lo contrario. Es un whisky McCallan de 18 años. Madura, con fuerza, contundente. Una prosa excelsa, cuidada y colocada en la página como si fuera labrado fino. Se nota el oficio de escritor, con personajes entrañables. Tanto, que el agente Julio Pastrana se ha convertido en mi policía mexicano preferido, derrotando al Zurdo Mendieta. Me recuerda mucho los personajes duros y arrogantes que Elmore Leonard o Richard Stark usaba en sus libros. Es ya, nuestro Parker de la frontera.
 
Ruego que si le va realizar segunda parte (que debería) Pastrana volviera. Uno de los puntos más importantes es que, a pesar de suceder en Ciudad Juárez, no cae en el juego editorial de hacer una narco novela. Y eso, en verdad se le agradece. Parece que es la solución fácil para ganar premios o poder publicar para escritores primerizo en el género.
 
Aparenta ser una lectura difícil, pero no lo es. Uno lo descubre mientras se va metiendo en las mentes de los que desfilan por sus paginas. El joven periodista Kuriaki es mil veces más interesante que intentos de los guerreros de la justicia vendidos como el nuevo negro mexicano. Si todo esto no les invita a leerla, la inclusión de un fantasma que le habla al héroe, lo vuelve más interesante.
 
El género negro está sano y vivo en México. Pero sobretodo, tiene una calidad absoluta. Silva nos lo muestra. Traten de conseguirla.

Monday, March 23, 2015

La balada de los arcos dorados en MILENIO

MariCarmen Sánchez Ambriz titula su reseña:

Soñé que eras Batman

para leer la nota desde la página de MILENIO, dar CLICK AQUÍ

Hace 15 años pocas personas hubieran podido creer que César Silva Márquez (Ciudad Juárez, 1974) iba a frecuentar más la narrativa que la poesía. Los proyectos tienen cabida sin importar el género, habría dicho Salvador Elizondo, quien solía llamarle a sus textos proyectos y no encasillarlos en un determinado género literario. En el caso de Silva Márquez ha ido enfilando sus intereses hacia la prosa, cada vez con más fuerza y soltura.

Ciudad Juárez es un escenario recurrente en la apuesta literaria del autor. Tal vez Silva Márquez se ha propuesto hacer una tetralogía que incluye Los cuervos (2006), Una isla sin mar (2009) y Juárez Whiskey (2013). La violencia, las mujeres muertas, la desolación, las adicciones y el estrés de vivir al límite son explorados en esta novela policíaca. Dos personajes coinciden y, desde su trinchera, combaten el crimen: un periodista (Luis Kuriaki) y un agente de la policía (Julio Pastrana).

Es un acierto que le brinde otras posibilidades a la novela negra y no se limite a lo que tradicionalmente se conoce de este género; es decir, que recurra a evocaciones oníricas y presencias fantasmales, como el periodista fracasado que sigue los pasos de Kuriaki. En Una isla sin mar se puede percibir esa minucia por detallar el mundo de los sueños, historias engarzadas y momentos en los que la realidad se interpone a la ficción. Recupera aquí esa manera de mostrar una visión esperpéntica y, a la vez, sutil.

Los arcos dorados son la M de McDonalds, lugar que uno de sus personajes visita frecuentemente porque le agrada cenar una Big Mac. Además de las hamburguesas, está también la presencia de zombis, Batman, los protagonistas de Toy Story, la familia Manson, Sharon Tate y Billy Mitchell, campeón en Pac-Man que reflexiona: “El videojuego es apenas una simple metáfora para entender cosas más complejas. Morir a la mitad de un nivel significa otra cosa. Un esfuerzo inútil, trabajar sin convicción”.

Silva Márquez ha construido una sólida historia, en donde permea una suerte de circularidad entre la literatura y la vida por la cual la realidad se convierte en ficción y la ficción en realidad. Somos testigos de la era de la criminalidad. Decía Federico Campbell que vivimos tiempos de zozobra y tiene razón.

Más intrépido que la criminología, más sugerente que la psicología y los sueños, más astuto que las conjeturas policiales y reporteriles, más allá del ritmo de Los Eagles con “Hotel California”, el discurso de esta novela criminal a veces se ríe de sí mismo y no cree en una verdad posible: especula que “la vida es una flecha marcada en rojo”.

así el futbol

gracias, como siempre, por el tiempo y el espacio

Tuesday, March 10, 2015

La balada de los arcos dorados en El Heraldo de Puebla

La balada comentada por Serafín Vázquez

la nota la pueden leer AQUÍ

y dice más o menos así:

Todas las ciudades tienen sus historias. En cualquiera pueden perseguirte, alcanzarte, y -de un jalón -subirte a la batea de una pick-up, entonces llegarán los golpes y los insultos: la cara al suelo, puto; no que muy chingón, eres un pendejo. Querrás moverte, escapar, pero la adrelanina del instinto de conservación será superada por el sujeto que se sienta en tu espalda y te dice: en todos lados tenemos ojos, puto.
En La balada de los arcos dorados las historias suceden en Ciudad Juárez, Chihuahua, donde vive el periodista  Luis Kuriaki, quien ha publicado en el diario para el que trabaja que en el tráfico de drogas también participan aviones militares. En esa misma ciudad viven -y mueren- varios de sus amigos, entre ellos Samuel Benítez, con quien habla pese a ya no ser de este mundo.
Y también Rebeca y Rossana; la primera ex azafata de origen norteamericano, su vecina. La segunda, juarense como Luis, y su compañera en El Diario de Juárez. Como buenos reporteros, Rossana y Luis tienen sus fuentes en dos policías, Álvaro Luna, y el veracruzano Julio Pastrana, quien tomó la justicia como algo personal desde antes de la desaparición de su prima Margarita.
El autor César Silva (Ciudad Juárez, 1974) ha revelado que La Balada... está inspirada en su amigo periodista Luis, quien como su personaje, trabaja y vive en Ciudad Juárez. Para el duro policía Julio Pastrana, se basó en la personalidad del actor Joaquín Cosío, que puedes identificar en películas como La dictadura perfecta o El Infierno.
En La balada... hay varias historias, todas muy bien contadas: La de la madre de Luis, a quien siempre veremos con un vaso de whisky en las manos. El origen de los McDonalds en 1937 en Pasadena, California; los ataques racistas del Ku Klux Kan en Alabama, y la aparición de un homicida serial en Chicago que gustaba dejar junto a sus víctimas una bolsa de papel con arcos dorados. El asesinato del padre de Julio Pastrana en los muelles veracruzanos. La historia de Sharon Tate, Charles Manson y su relación con la madre de Rebeca, la ex azafata.
A la par de las ejecuciones entre criminales, de asesinatos de inocentes, de desapariciones, violaciones y violencia contra las mujeres, surgen dos vengadores anónimos, uno que castiga y sólo golpea; y otro que condena y mata, dejando a sus víctimas con un agujero en la cabeza.
Pero La balada... no es  sólo una novela negra, también es una de amor, de amores, de seducción. En una ocasión, Luis pregunta a una amiga cuál sería el superpoder que ella elegiría, ella responde que la invisibilidad. Tendrías que andar desnuda; entonces ella comienza a quitarse la ropa y pregunta: tú, qué poderes tienes.


La  balada de los arcos dorados (fragmentos)

I
Luis Kuriaki es periodista. Tiene veinticuatro años y trabaja en El Diario de Juárez. El día de su cumpleaños número dieciocho, su madre le regaló una cámara Nikon de obturador automático. La primera vez que consumió cocaína fue en 2004 a los diecinueve. A los veinte se dio cuenta de que vivía para ella, y después de cada pase se juraba que ese vacío que le provocaba, sería el último. A los veintiuno, en medio de una fiesta y al lado de su mejor amigo, el Topo, sufrió una sobredosis. El Topo lo llevó al hospital. El Topo tenía miedo de que se fuera a morir en el camino hacia el hospital. Pero no fue así. Luis entró en una clínica de rehabilitación, en la cual duró poco más de un mes. La segunda sobredosis se dio al cabo de tres meses, frente al océano Pacífico, en Mazatlán...

II
Julio Pastrana se fue a vivir a Xalapa con una tía a finales de septiembre. Luego, a los 20 años, se graduó de policía. En sueños aparecía aquel enorme tipo que le arrebató a su padre con un cuchillo. Luego una tormenta se llevaba al hombre y, por un momento, Julio Pastrana se sentía aliviado, hasta que el agua era tanta que comenzaba a cubrirle los pies para llegar a las rodillas y cintura,  y cuando el agua subía hasta el cuello, despertaba....
Como policía era un hombre temerario. Los ladronzuelos por un tiempo lo llamaron El Terminator. El mote se le ocurrió a Esteban Azueta, un pobre diablo que vivía en la circunferencia de Xalapa, rumbo a Banderilla, y que cometía pequeños robos en los barrios vecinos...

III
El auto aceleró y, segundos después, las luces de los frenos encendieron y volvieron emparejar. Luis desaceleró y miró por el retrovisor. Una pick-up negra lo alcanzó por detrás. El auto comenzó a cerrarle el paso hasta que Luis frenó. Chingao, dijo. Tomó el celular; sin saber qué más hacer marcó el número de Rebeca. Y mientras ella contestaba, el vidrio del auto de Luis tronó en mil pedazos. Estoy muerto, pensó, y esperó a que la sangre brotará de algún lado, pero no hubo nada. Un par de brazos entraron por la ventana y de un jalón lo sacaron. Lo arrastraron y lo lanzaron a la batea de la pick-up. Es mi momento de correr, dijo pero no se movió, el cuerpo no le respondía, aquel jalón había sido suficiente.
Oyó: Eres un pendejo.
Oyó: La cara al suelo, puto.
Oyo: Te crees muy chingón.
Eran voces distintas, unas más roncas que otras, pero todas de hierro y dolorosas. La camioneta avanzaba y sobre la espalda sentía un gran peso. Alguien iba sentado sobre él...
Eres un pendejo, escuchó. No sabes que tenemos ojos en El Diario...

IV
El 24 de diciembre, por una llamada anónima, la policía localizó lo que al principio parecían diez cuerpos enterrados en una casa abandonada del fraccionamiento Quintas del Valle, al este de la ciudad, muy cerca del Puente Internacional Zaragoza. La primera casa, de la primera cuadra. El trabajo pasó a manos del agente Álvaro Luna Cian. En El Diario, el jefe de información le pidió a Rossana que escribiera la nota. Esa vez no hubo ningún zombi involucrado, ni tigre suelto, ni vampiro.

La balada de los arcos dorados
César Silva Márquez
Almadía México, 2014

Thursday, March 5, 2015

Emergencias. Cuentos mexicanos de jóvenes talentos

Recién aparece, bajo el sello de Lectorum, esta antología de cuento, donde un servilleta ha sido incluido. El antologador es Alberto Chimal.

dejo aquí la poca información que tengo del libro


Dice Alberto Chimal, en ESTA PÁGINA AQUI, o leer aquí abajo:
 
Ya está aquí: "Emergencias", antología de jóvenes autores mexicanos que realicé para la editorial Lectorum. El libro contiene cuentos de escritoras y escritores que vivieron –en ciertos casos a muy corta edad– la transición entre el siglo anterior y éste, y deben escribir en un tiempo que ha abandonado por entero las esperanzas del pasado. Hay historias sobre crimen y violencia, por supuesto, pero también sobre todos los otros temas de la vida humana. Se podría decir que los cuentos representan en conjunto la voluntad de continuar, la tenacidad de nuestra narrativa actual, que según creo se ha fortalecido (aunque haya sido a la mala) en estos años aciagos.

Los autores seleccionados son Pedro J. Acuña, Maritza M. Buendía, Miguel Cane, Víctor Roberto Carrancá, Raquel Castro, Karen Chacek, Norma Yamillé Cuéllar, Gabriela Damián, Atahualpa Espinosa, Iván Farías, Ruy Feben, Úrsula Fuentesberáin, Valeria Gascón, Enrique Ángel González Cuevas, Daniel Herrera, Susana Iglesias, Rodolfo JM, Daniel Krauze, Jaime Muñoz de Baena, José Manuel Ríos Guerra, César Silva Márquez, Paola Tinoco, Arturo Vallejo, Iliana Vargas y Magali Velasco. Algunos tienen más camino andado que otros, pero todos están en activo ahora.

Esta antología no quiere ser un "canon": una lista definitiva de autores que perdurarán. Pero sí es una muestra representativa de tendencias actuales y puede ayudar a ampliar el panorama de lo que se escribe hoy, tal como se muestra en otras antologías y listas.

Y además, simplemente, puede leerse con gusto.

Así el futbol. SALUD